viernes, 4 de julio de 2008

Nunca mas

Tenía 4 meses sin subirme a un bus de larga distancia. Tengo cuatro minutos para contar lo mal que la pase y lo abominable que resulta volver a experimentar esa horrible experiencia de viajar en micro.

NO me habia dado cuenta, pero creo que esta es una de las mejores excusas que tengo para viajar en bicicleta. Me acuerdo desde mis primeros viajes solitarios al Club Primera Junta en el colectivo 135 o 42, alla en la temprana edad de 10 años el sufrimiento que conllevaba dicho trayecto ( de por cierto bien corto). O mucho antes en la doble combinacion del 44 con el 36 para ir a Instituto Vocacional de Arte.

Ah si es cierto, todavia no dije que me pasa en los micros.

Me mareo, me agarran ganas de vomitar, se me da vuelta todo, siento que el mundo se va acabar, que no hay futuro, ahhhhh. He probado todas las formas y tecnicas para contrarrestar dicho malestar: mirar a un punto fijo, abrir la ventana, hacer respiraciones por la nariz, poner la mente en blanco, acostarme. La unica que funciona es bajarme.

Voy a dejar para otra ocasion experiencias extremas de sufrimiento en buses: Colombia, Bolivia, entre el top 5.
Ah, todo esto para decir que me devolvi a manizales para el cumpleanos de una amiga, que nos va a invitar a invitar segun sus palabras empanadas argentinas y bunuelitos de acelga ( esto ultimo es un deseo mio).

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