El celular

Lamento confensar. Pero es una triste realidad que he intentado evitar, eludir y evadir. Una realidad a la cual siempre fue reacio, contrario... Todo tiene su final, corea una salsa y es que tiene que ser asi? No puedo decir todavia que haya acabo mi virginidad en relacion al tema, porque nadie se ha comunicado con mi persona todavia.
Lo cierto es que me hice poseedor de un celular. Casi un lustro sin experimentar esta sensacion de esperar que alguien te llame...
Hubo innumerables detonantes que desembocaron en esta desafortuna eleccion o quebrando de mi conviccion. El primero: el agotamiento de ser uno el responsable de ubicar a las personas... dias enteros dedicada la energia a intentar comunicarse con alguien que no tiene forma de comunicarse con uno. Son excusas, tontas excusas.
Obviamente la decision no podria haber sido de otro modo: un impulso aparecido en el momento y lugar indicado.
Segundo: la dura soledad que a veces uno acarrea y la vana esperanza de ser soprendido en medio de un aguacero en la ruta, a mitad del camino o simplemente por ahi por un llamado. Si ya parece que estoy haciendo una publicidad del celular.
Pero si nos referimos a lo amoroso. Para evitar un desequilibrio de las fuerzas pugnantes dado por la situacion de disparidad en relacion a la tenencia de elementos de comunicacion tales como el celular, conveni necesario hacer de uno. No quiere decir que sea pura y exclusivamente para atender asuntos de mujeres ni muchos menos, que de por cierto no dejan ser mas que esporadicos. Sino por el contrario, para en caso de que aparezcan desligarme de la cansina y tediosa actividad de persecucion y busqueda de la susodicha en cuestion. Es decir, imagine que uno conoce a alguien. Al momento de su primera despedida ya presiente que se avecina un arduo estres para conciliar un nuevo encuentro.
Debido a la imposibilidad de la otra persona de comunicarse con quien les habla, le toca al desgraciado marcar una y otra vez hasta conseguir establecer dia y fecha del proximo encuentro. La fatal desgracia que acarrea lo lleva a convertirse en un pesado. El celular esta apagado, nadie contesta, hoy tengo universidad, mañana trabaja y otro tipo de problemas que conllevan a un incremento del desespero.
Y esto pesares dada la fragil estabilidad emocional del susodicho provocan arranques de impotencia incontrolables.

Otro aspecto es el laboral. Al enterarse el posible contratista de que uno no posee celular, su chances de conseguir un trabajo (recuerden que siempre son esporadicos o circusntaciales) dismuyen notablemente, no solo por la dificultad de comunicacion inmediate sino por la falta de credilibidad y profesionalismo que pareciera implicar el hecho de no poseer un movil. En caso de que el prejuicio no exista, igualmente toca estar atras de la persona dia y noche.

A esta altura del escrito, ya me estoy convenciendo de que tuve una afortunada eleccion. Aunque contrastando con los hechos puedo afirmar que nadie me llama. Si todavia mi telefono no ha sonado. NO creo poder soportar esta decepcion. Aunque creo saber cual es el motivo. Nadie tiene mi numero todavia. Me imagino el dia de manana encontrandome con quien sea y para tener un tema de conversacion diferente darle la buena nueva de la adquisicion de un celular.

En fin, no crean que todo esto era nomas para darles mi numero... No se equivoquen, no soy de esa clase de persona. Lo que quieran mi numero no tienen menos que llamarme al numero que todavia no les di o escribir un mail con asunto Que me importa tu numero.

Bueno, me despido a esperar sentado en un umbral alguna llamada inesperada o alentadora. Advierto no me hago responsables por las consecuencias que puedan acarrear esta nueva y nefasta compania en mi vida.

Por cierto no tiene camara ni radio, ni ninguna chimbada del estilo. Hasta estoy dudando si suena.

Atte, Nokiado.